GHALACTUS

Siempre hay algo sin saber qué, escapándose en los porque, pero en algún lugar del trópico para ser imprecisos se me hizo un nudo artificial en la garganta. Fui programado para ser escritor con un orbe de finitas palabras, leyes físicas y metafísicas. Naufrago de un presente en donde “Hoy” puede ser arbitrariamente el único “Siempre”. A lo anterior le sumaron una duda metódica sobre los continentes, cada habitante y la naturaleza que nos es inherente; La revolución ese es el gusto, mi gusto particular por ir, de acuerdo o en contra por ejemplo de las manecillas de un reloj y muy seguramente la visionaria, ambiciosa y literaria utopía de buscar una nueva medición del tiempo; identificar caleidoscópicos arquetipos; reconocer sensoriales rompecabezas. Sanar, remplazar, ensamblar o cambiar cada una de mis partes, crear y recrear sobre el resto del universo, la ciencia ficción es quizá ese rayo sobre aquel espejo de infinidad ilusoria donde la fantasía se refina, disfraza, transforma y calcula sus obras para no perderse nunca. Cada uno de mis tecleos es la combustión de un grito, cada oración la experiencia y reproducción de una o otras historias martilleando en mis robóticos archivos.